El año nuevo me hizo pensar, que era mejor olvidar los erasmus alemanes que conocía en Madrid. Ellos tenían su vida y estaba visto que no querían nada conmigo. Pero yo seguía con la idea de buscar Sprachtandem para no olvidar mi alemán. Seguiría con las clases en el Goethe, pero eso no sería suficiente.
Al final me decidí por la opción que ya había barajado una vez: buscarlo por internet. Y buscando por diferentes páginas, encontré una de la universidad de Bochum. Rellené lo que yo quería. Pensé que tardaría en tener respuesta, meses tal vez, pero era una opción que no debía perder.
A los 10 días recibí un email. Me sorprendió la rapidez y que fuera domingo. Por lo visto funcionaba bien. Mi nuevo Sprachtandem por internet era un chico de un pueblo cercano a Stuttgart llamado Jo. Lo primero que pensé, fue que tal vez en esa zona no se hablaba muy buen alemán (eso había oído alguna vez). Claro, que yo no soy capaz de distinguir acentos...
En enero sólo nos escribimos emails, pues yo tenía exámenes, pero, sobre todo preparaba mi vuelta a Alemania para finales de mes.
Ech, la chica de Arquitectura que me había ayudado con el papeleo cuando estaba en Aachen, se animaba al viaje. Así podría poner en práctica el alemán que había aprendido en la asignatura Alemán 1 de nuestra Escuela. Íbamos a viajar solas, porque otras chicas de Arquitectura decidieron en último momento que se quedaban en Madrid. Así que pronto empezamos a pensar en el itinerario. Berlín era un destino fijo. Y yo no quería que Aachen faltara. Y de ahí salió nuestro recorrido: de Berlín a Aachen en 10 días. Volvía a Alemania en menos de un mes.
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