lunes, 25 de junio de 2007

Osteuropa (VII): Kraków

Al llegar tan pronto a la ciudad, las calles estaban bastante vacías y los comercios cerrados. Y tampoco parecía que hubiesen muchos turistas, sobretodo al contrastarla con Praga o Viena.

Y en Polonia no había tanta proporción de turistas, pero tampoco de inmigrantes. Llamábamos la atención, tal vez por nuestro pelo oscuro. Aunque al final llegué a la conclusión de que miraban más a Or, por sus rasgos no tan europeos y su piel ligeramente más oscura (y no es demasiado, sólo que los polacos son muy blancos). Los niños eran especialmente los que más miraban.

La ciudad era bastante pequeña y fácil de recorrer en el único día que teníamos. Descubrimos que el símbolo de la ciudad era el dragón. Había postales que mostraban una escultura que echaba fuego. Yo quería verla como fuera.

Tras comprarnos unos cuantos dragones de todas formas y tamaños, seguimos visitando la ciudad del antiguo papa, que por si no se sabía, en cada esquina de la ciudad te lo recordaba.

Si al principio la ciudad nos defraudó (después de Praga), poco a poco descubrimos lugares interesantes.

Ya casi cerca del atardecer encontramos el famoso dragón. Ahí estaba soltando fuego cada poco. Según un cartel en polaco e inglés: "Si mandas la palabra "Smok"como un mensaje de texto al número 7168, te animaré (calentaré) tu día, expulsando fuego. Sólo para tí. El coste es de (...)". No sé si era cierto, pero el dragón soltaba fuego cada poco, aunque sin ningún ritmo.

Al día siguiente, temprano salía nuestro vuelo vuelta a Alemania, a Colonia. Para no perder tiempo decidimos coger un taxi. En inglés le dijimos: "Al aeropuerto de Cracovia, por favor". El taxista se quedó parado: "Pero, ¿a qué aeropuerto?". No teníamos ni idea de que hubiera dos aeropuertos. "¿Cuál es el principal?". "No quiero arriesgarme a llevarles al aeropuerto equivocado. Para ir al más cercano son menos de 10€, pero al otro son más de 50€. ¿No tienen el papel del vuelo?". En el papel de la compañía, sólo ponía Cracovia...nada más..."Seguramente sea el más cercano""Sí, pero y ¿si no lo es? No tenemos tiempo para cambiar. Hay que decidirse por algo"

"Bueno, chicas, voy a preguntar en la estación de tren a ver si saben por qué aeropuerto sale esa compañía". Ya en la estación empezó a preguntar desde el taxi a gente que trabajaba en el aparcamiento. Nadie sabía nada. "Dicen que la mejor opción es que busqueis en Internet. Aquí en la estación hay varios puestos"

Germanwings no decía nada, pero al mirar directamente en la página del aeropuerto más cercano (y principal) encontramos nuestro vuelo. Ahora la opción era, o ir en taxi o coger un tren. Supusimos que el taxi sería más rápido. No queríamos quedarnos en Cracovia. No teníamos dónde dormir.

Cogimos un taxi. El camino se hizo largo y tardaba bastante. Nos cobró 50€, y como yo no tenía más monedas polacas, tuve que pagar en Euros. Menos mal que los aceptó... Pero no me cayó demasiado bien el taxista. Yo creo que nos cobró de más. Por contra, el primer taxista apenas nos cobró, porque decía que no nos había llevado al lugar solicitado. Una de cal y otra de arena...

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