viernes, 15 de junio de 2007

Martes 13

Martes 13. Sólo con decirlo mucha gente tiembla. Claro, que sólo en la cultura hispana. En Alemania el problema sería el viernes 13. Pero en Junio de 2006, el 13 caía en Martes. Y nuestro viaje por Osteuropa (Europa del este) empezaría ese día. Íbamos sólo Or y yo, ella chilena y yo española. Las dos hispanas. Ambas conocíamos el dicho de los martes (y de los martes 13): Ni te cases ni te embarques. La primera parte del dicho no nos afectaba, pero sí embarcaríamos (en avión, claro)...

Yo no soy supersticiosa, pero no sabía si la chilena lo era. Así que en tren de camino a Colonia le pregunté que qué pensaba de los martes 13. Ella no se había dado cuenta del día, hasta que se lo recordé. "¿Para qué lo has hecho? Si acabamos de partir..." "Si ya hemos cogido el tren...No creo que pase nada" contesté. Después de el tren a Colonia, tendríamos que coger un segundo al aeropuerto y allí un avión de Germawings hacia Budapest. Si no haciamos caso al dicho, Budapest "nos mostraría" sus dos ciudades esa misma tarde.

Habíamos calculado bien los trenes que teníamos que coger. Así llegaríamos casi dos horas antes de la salida oficial del avión, a las 15:00.

Pero las cosas, poco a poco, iban desviándose de nuestro plan (lo típico, nada se parece a lo planeado). Primero fue cuando el tren a Colonia llegó 15 minutos tarde a su destino. Esto nos hizo perder el tren planeado al aeropuerto. No había de que preocuparse, aún había tiempo y más trenes. Fuimos a las máquinas de la Deutsche Bahn para ver qué tren nos llevaba al aeropuerto Köln-Bonn. Era uno que salía a y 38. Miramos en el panel principal, el que da a la catedral. Miramos, "a bien, pasa por Bonn, en tal andén". Esperando, pensábamos sin comentar. Era raro, no recordábamos haber visto el dibujo del avión que acompaña a "Flughafen". El tren llegó tarde. "¡Qué raro! El tren al aeropuerto nunca llega tarde" comentó Or. Subimos, y pasaban los minutos y el aeropuerto no llegaba. "Vaya, si el tren sólo tarda cuarto de hora en llegar" cada vez sentía estar en un tren incorrecto. "Sí, las estaciones no me suenan". "Ahora que lo pienso, el tren hacia el aeropuerto no llega a Bonn". Preguntamos a un señor, y sí, el tren iba a Bonn, pero no al aeropuerto de Bonn. Y por lo visto, no había conexión en tren desde Bonn a dicho aeropuerto. Habría que buscar el autobús.

Or ya decía que no llegábamos. Yo insitía, que aún podíamos llegar. Sólo había que buscar el autobús en Bonn. Otra vez en Bonn, y esta vez sin quererlo.

No tardamos demasiado en encontrar el autobús en Bonn, pero el conductor no tenía prisas. Tardó más de 10 minutos en salir. Fue cuando comprendí, que ya no llegábamos. Quedaban 20 minutos para las 15 horas.

El aeropuerto está más cerca de Colonia que de Bonn, así que el trayecto se hizo algo largo. Aún desesperadas corrimos hacia el mostrador de Germanwings. Eran las 15 y no había esperanzas. A no ser que el vuelo se hubiera retrasado...

La chica del mostrador empezó a pedirnos nuestros papeles. A mí me habló en español y a Or sólo le preguntó que si en Chile hablaban español...¿Sabía hablar español y no sabía que en Chile lo hablaban también?

Tras un rato, dijo que era imposible viajar...Imposible.

Volvimos a Colonia, para pensar qué podíamos hacer ahora. Budapest era sin duda una ciudad muy bonita. Pero no sería ese Martes 13 un día para comprobarlo.

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