Música en Bélgica

Me habían comentado de los típicos veranos lluviosos de Alemania. Hasta Agosto no los pude experimentar. Estas maravillosas lluvias coincidieron con nuestro viaje a Bélgica para ir a un festival musical en Hoogstraten, a una hora de Amberes.

En principio no había pensado a ir al concierto y menos de tipo salsa y todo tipo de música latina. Dor me convenció, iríamos con un holandés, que por aquel entonces le gustaba a Dor. Así que pensaba, que me iba a sentir un poco en medio...

El holandés había hecho erasmus en Madrid, pero no habló nada de español. A veces dejaba hablar a Dor con el holandés, cuando no tenía fuerzas para seguir el alemán...

Al ser holandés y pasar por la zona flamenca de Bélgica, él era el que se encargaba de hablar todo el rato.

El festival duraba dos días. Para dormir nos habíamos traído nuestras tiendas de campaña y sacos de dormir. Era la primera vez que yo hacía esto, así que resultó muy interesante. Como Dor presumía de forzuda, llevó ella la mochila con nuestra tienda y todo lo demás. Yo llevaba una bolsa más ligera.

Realmente a mí escuchar el mismo tipo de música todo el rato me acaba aburriendo. Otro problema es que la gente bailaba. Así Dor y el holandés bailaban muchas veces. Otras permanecíamos los tres siguiendo el ritmo, pero sin bailar.

En el festival pudimos probar comidas de varios países exóticos, como Camerún. Dor era la que más disfrutaba, pues ella conocía a los grupos y cantantes.

La primera noche me fui antes a la tienda. El humo del tabaco no me había sentado demasiado bien. Y así daba a Dor una oportunidad. Y no pasó nada...

Por la mañana siguiente, tras algún que otro sueño raro (soñé que estaba en Aachen buscando un colchón por el cento), paseamos por el campo belga.

Al día siguiente a los últimos conciertos, volvimos a hacer el camino contrario. Autobús a Amberes y desde allí, trenes... Curiosa la experiencia.